¿Qué hay tras la explosión en Beirut, Líbano?
- Análisis y Coyuntura Internacional
- 28 ago 2020
- 6 Min. de lectura
Los ojos del mundo se centraron en Beirut tras la fatídica explosión del pasado 04 de agosto de 2020, evento que le quitó la vida a cientos de personas a causa del incorrecto almacenamiento de 3.000 toneladas de nitrato de amonio, un químico ampliamente empleado para fabricar explosivos.
Esta explosión llegó en uno de los momentos más difíciles que ha vivido el país. Previo a la llegada del Covid-19, el Líbano ya se encontraba inmerso en diversas protestas, los ciudadanos libaneses se encontraban manifestándose en cuanto a diversos casos de corrupción presentes en la élite política del país, quienes han ostentado el poder desde hace tres décadas. Se protesta por la negligencia gubernamental y el mal manejo de la crisis financiera que actualmente vive el país (y que empeoró a raíz de la pandemia).
La pandemia, el Líbano y las protestas.
La explosión en el principal puerto del país reavivó protestas que se vivían con intensidad desde hacía un año y medio, pues aproximadamente 300.000 mil personas habrían quedado damnificadas a causa de dicho evento. El nivel de desempleo se vería en aumento, al igual que los índices de pobreza.
La presión civil y mediática obtuvieron como respuesta la dimisión de todo el gabinete de Hassan Diab, primer ministro, que tan sólo llevaba 8 meses a la cabeza del Estado, ya que su predecesor Al Hariri, también habría renunciado en octubre de 2019 a causa de las fuertes protestas autoproclamadas como “la revolución del WhatsApp”[1].
El Líbano no solo cuenta con inestabilidad en su política nacional, sino que a su vez, su política internacional se ha visto afectada y debilitada por los intereses de terceros en su territorio, ya que se encuentra ubicado en un complejo punto geopolítico de Oriente Próximo[2], rodeado por Siria e Israel. Esta inestabilidad, en materia de política exterior, se ha traducido como un fracaso.
De acuerdo con datos del Banco Mundial (2020), la economía libanesa se encuentra en recesión y su crecimiento se ha visto estancado. Este escenario no era tan claro desde el período de guerra civil que vivió el país hasta 1990, fecha en la cual se estableció el actual sistema de gobierno.
Este sistema se rige mediante una democracia parlamentaria, regida por un marco confesional[3]. Se reparte de la siguiente manera; tras la Guerra Civil se llega al consenso de repartir al parlamento en 64 escaños para cristianos y aliados[4], y 64 escaños para musulmanes, tanto chiitas como sunitas. El Presidente debe ser cristiano y el Primer Ministro sunita. Este sistema de gobierno ha generado descontento general en los ciudadanos, ya que manifiestan que existe un alto nivel de negligencia y corrupción a nivel gubernamental, lo que permite entrever la incapacidad para generar una política de unidad nacional. Lo que se podría traducir en una incoherente e ineficaz política exterior, donde se vislumbran sistemas de alianzas que benefician o interfieren respecto a intereses de terceros, relegando y perjudicando a la población libanesa.
El Líbano en el marco internacional.
En el plano internacional, la injerencia por parte de terceros se podría ver como un paradigma de equilibrio de poder[5], en el cual se ve al territorio libanés como un espacio en el cual Arabia Saudí e Irán miden sus fuerzas. Por un lado, Arabia Saudí ha mostrado apoyo financiero a la facción suní de la región; promoviendo una visión pro-occidenal y neutral respecto a Israel.
Cabe recalcar que el rol de Arabia Saudí en la reconstrucción estatal del Líbano fue sumamente importante una vez finalizada la guerra civil, ya que realizó importantes inversiones en el país, reactivando así la economía. Esto tuvo como consecuencia que la política interna del Líbano fuera manejada principalmente por Arabia Saudí, favoreciendo sus intereses hasta el año 2005, cuando es asesinado el ex primer ministro Rafiq Hariri, en un atentado realizado mediante un carro bomba, al parecer por el grupo yihadista Hezbollah, de acuerdo al Tribunal Especial para el Líbano (2020).
Por otro lado, se encuentran los intereses de Irán, quien compite por el control libanés mediante el apoyo del movimiento político/armado Hezbollah[6], que hace parte de la facción musulmana chií. Su visión se centra en valores anti-Israelíes, pro-Siria y pro-Irán. El movimiento Hezbollah, en gran medida, ha contado con apoyo del pueblo libanés, ya que el brazo armado legítimo del Líbano, se ve debilitado, especialmente tras la Guerra Civil.
Sin embargo existen intereses por parte de Estados Unidos y Francia, quienes buscan relegar al movimiento Hezbollah, ya que su rol es fundamental en territorio Sirio.
De acuerdo con lo anterior, es posible evidenciar que “estas potencias externas intentan emplear el tablero libanes, con vistas a satisfacer sus correspondientes agendas transnacionales, generando así desestabilización interna” (Barroso Cortés, 2017). Es por ello que tras la explosión en Beirut, es posible evidenciar la carente unidad nacional del gobierno libanés para negociar posibles ayudas para restablecer la calma en el Líbano. Francia por su parte ofrece al Líbano un apoyo monetario, con condiciones tales como reforma fiscal, a la educación y a la política, pero ajustándose a la normativa del marco europeo, recreando una situación similar a la ofrecida en años anteriores por Arabia Saudí. Ello podría ser una jugada arriesgada, ya que los ideales franceses benefician directamente a la facción cristiana del Líbano, y teniendo en cuenta que la guerra civil libanesa contó con tintes religiosos, podría reavivar disputas entre las diferentes comunidades religiosas presentes en el territorio.
De acuerdo con lo mencionado anteriormente, se podría concluir que, el Líbano se encuentra inmerso en una situación sumamente difícil, donde la autonomía escasea, y el descontento general de la población ha superado las barreras de la religión, ya que tras las olas de manifestaciones libanesas distintos miembros de las principales facciones religiosas han alzado la voz en busca de un cambio tangible y en cuanto a su gobierno.
Adicionalmente se evidencian serios problemas estatales para mantener el monopolio de poder en cuanto a seguridad, ya que mientras sea necesario el brazo armado de Hezbollah para mantener un equilibrio de poder en su zona, y mientras no sea posible mantener al margen los intereses de terceros en territorio libanés, es poco probable que se genere una política exterior acorde a las necesidades reales del Líbano, sin mencionar la urgente necesidad de cambio respecto al ejercicio de gobernanza basado en unidad nacional.
[1] A causa del mal manejo de la crisis financiera y la corrupción, las manifestaciones se intensificaron tras proponer un impuesto a las llamadas por plataformas de internet, con el fin de aumentar la tributación estatal. Esta iniciativa se logró frenar, pero la ira de los manifestantes iba más allá de las plataformas, ya que demandaban un mejor servicio de energía, agua potable y estrategias frente a la pobreza. [2] Zona comprendida entre Egipto, Líbano, Israel, Turquía, Jordania, Siria, Irak y Arabia. [3] El sistema de Gobierno confesional en el Líbano reparte el poder equitativamente entre cristianos, musulmanes chiitas y musulmanes sunitas. [4] El Líbano se caracteriza por ser un país que reúne alrededor de 17 religiones, de las que se destacan: cristianos, musulmanes en sus dos grandes ramas (chiitas y sunitas), drusos y armenios. [5] Se entiende entonces por la política de aquellos estados que deliberadamente tratan de impedir la preponderancia de un estado en particular y de mantener un equilibrio aproximado de poder entre los principales rivales. (Como se cita en Barbé, E. 1987). [6] El Gobierno libanés reconoce –y permite– que, en la práctica, Hezbolá funciona como un “Estado” dentro del propio Estado», asegura el periodista Javier Martín al referirse a este grupo en su libro: Hezbolá. El brazo armado de Dios. (Como se cita en García, R.A. 2008).
Referencias:
Barbé, E. (1987). El" equilibrio del poder" en la Teoría de las Relaciones Internacionales. Revista CIDOB d'afers internacionals, 5-17. Recuperado de https://www.raco.cat/index.php/RevistaCIDOB/article/viewFile/27765/51884
Barroso, F. S. (2017). ¿ Por qué el Líbano no puede contar con una política exterior independiente?. bie3: Boletín IEEE, (5), 766-787. http://www.ieee.es/Galerias/fichero/docs_opinion/2017/DIEEEO23-2017_Libano_PolExt_FcoBarroso.pdf
García, R. A. (2008). El Sistema Político Libanés y sus actores. Auge, decadencia y declive de un modelo en crisis. In El Oriente Próximo tras la Crisis del Líbano (pp. 15-40). Instituto Español de Estudios Estratégicos. Recuperado de https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/4552393.pdf
González, L. (s.f.). Middle East: ¿Oriente Medio u Oriente Próximo?. Recuperado de https://web.archive.org/web/20131103114431/http://ec.europa.eu/translation/bulletins/puntoycoma/42/pyc421.htm
Iniseg. (2020). Hezbolá en jaque: Ahora prohibido en Alemania. Seguridad al día. Recuperado de https://www.iniseg.es/blog/seguridad/hezbola-en-jaque-ahora-prohibido-en-alemania/
Mundial, B. (2020). GDP growth (annual %) - Lebanon. The World Bank Group. Recuperado de https://data.worldbank.org/indicator/NY.GDP.MKTP.KD.ZG?locations=LBGLOSARIO
● HEZBOLLAH: “Organización islámica musulmana chií libanesa, que cuenta con un brazo político y otro paramilitar. Cuenta con el apoyo de Irán y Siria. Mantiene un papel importante en cuanto a la lucha en contra el Daesh (o Estado Islámico). Parte de los gobiernos del mundo árabe lo consideran un “movimiento de resistencia legítimo”, mientras que gran parte de países occidentales lo consideran como una organización terrorista”. (Iniseg, 2020).
● ORIENTE PRÓXIMO: Zona comprendida por los territorios de Egipto, Líbano, Israel, Turquía, Jordania, Siria, Irak y Arabia. Aunque para algunos, este término puede ser un poco más amplio, agregando a Libia, Sudán, Chipre, Siria e Irán (González, L. sf).
● ORIENTE MEDIO: Zona comprendida entre los territorios de Irán, Pakistán, India y países limítrofes (González, L. sf).




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